jueves, 31 de marzo de 2011

Aire.

El día que no pueda más quizás será demasiado tarde. Por ahora voy aguantando la respiración, hasta que explote irremediablemente en una bocanada de aire fresco. Puede que respirar sea mejor que no hacerlo, pero tengo miedo de que me guste tanto el nuevo aire que no pueda espirarlo nunca.

jueves, 17 de marzo de 2011

Sopa de letras.

Hoy he vuelto a comer sopa de letras. Y, como cuando era una niña, he ido separando una a una las letras que formarían más tarde mi diccionario comestible. Primero me comí mi nombre. A veces uno está tan pendiente de los demás que no tiene un momento para saborearse a sí mismo y yo hoy lo he hecho. He comprobado que aún sepo a inocencia, pero que la vida me ha ido regalando nuevos sabores que se mezclan en mi paladar y que no logro distinguirlos, pero que son deliciosos. Después me comí los nombres de mi familia, esos que parece que hayan sido cocidos con más amor que el resto, a fuego lento... y que, por mucho que pase el tiempo, siempre conservan el mismo gusto. Más tarde continué con los nombres de mis amigos, algunos hacia tanto que no los comía que ya ni me acordaba de su sabor, pero me bastó con olerlos para recordar todos sus matices; otros los como cada día, pero no por ello una se cansa de degustarlos, es agradable reconocerlos entre el resto de cucharadas; y otros son sabores nuevos, que aún no conozco del todo, y que cada vez que los como descubro aromas y sensaciones nuevas que me alegran la vida. 

Y después de todos, me di cuenta de que ya no me quedaban letras para escribir el tuyo.